Por Aarón Ramírez
De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat), el Acuerdo de París es un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante. Se adoptó por 196 Partes en la COP21 en París, el 12 de diciembre de 2015 y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.
Su objetivo es limitar el calentamiento mundial a muy por debajo de 2 y preferiblemente a 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Como estrategia para alcanzar este objetivo, los países se proponen alcanzar el máximo de las emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible, para lograr un planeta con clima neutro a mediados de siglo XXI.
El Acuerdo de París se considera un hito en el proceso multilateral del cambio climático. Esto se debe a que, por primera vez, un acuerdo vinculante provocó que todos los países se unan en una causa común para emprender esfuerzos ambiciosos con la finalidad de combatir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
¿Cómo funciona el Acuerdo de París?
ONU-Habitat señala que la aplicación del Acuerdo de París requiere una transformación económica y social, basada en la mejor ciencia disponible. El tratado funciona en un ciclo de cinco años de medidas climáticas cada vez más ambiciosas llevadas a cabo por los países. En 2020, los países presentaron sus planes de acción climática conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC).
Las contribuciones determinadas a nivel nacional son un vehículo de comunicación a través del cual los países dan a conocer las medidas que tomarán para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Los países también comunican en dichas contribuciones las acciones que tomarán para crear resiliencia y adaptarse a los efectos del aumento de las temperaturas.
De igual forma, el Acuerdo de París ha convocado a los países vinculados a formular y presentar para 2020 estrategias de desarrollo a largo plazo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. El organismo, señala que estas estrategias proporcionan un horizonte a largo plazo para las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), aunque, a diferencia de estas, las estrategias a largo plazo no son obligatorias.
Apoyo mutuo entre los países
Asimismo, el Acuerdo de París proporciona un marco para el apoyo financiero, técnico y de creación de capacidad a los países que lo necesitan.
En cuanto a la financiación, el Acuerdo de París indica los países desarrollados deben tomar la iniciativa en la prestación de asistencia financiera a los países menos dotados y más vulnerables, al tiempo que se alienta por primera vez a las demás Partes a aportar contribuciones voluntarias. La financiación del clima es necesaria para la mitigación, ya que se requieren inversiones en gran escala para reducir significativamente las emisiones.
También, este tratado habla de la visión de llevar a cabo plenamente el desarrollo y la transferencia para mejorar la resiliencia al cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Establece un marco tecnológico para proporcionar una orientación general al Mecanismo Tecnológico. El mecanismo está acelerando el desarrollo y la transferencia de tecnología a través de sus subdivisiones de política y aplicación.
Supervisión del progreso
En el Acuerdo de París, los países establecieron un marco de transparencia mejorado. En virtud de este, a partir de 2024, los países informarán de manera transparente sobre las medidas adoptadas y los progresos realizados en la mitigación del cambio climático, las medidas de adaptación y el apoyo prestado o recibido.
Naciones Unidas tiene previsto utilizar procedimientos internacionales para el examen de los informes presentados. La información reunida por medio del marco de transparencia mejorado se incorporará al balance mundial de la situación, que evaluará el progreso colectivo hacia los objetivos climáticos a largo plazo.
Logros alcanzados por el acuerdo
Desde su entrada en vigor, el acuerdo ha dado lugar a soluciones con bajas emisiones de carbono y a nuevos mercados. De acuerdo con la ONU, cada vez más países, regiones, ciudades y empresas, establecen objetivos de neutralidad de carbono. Las soluciones de cero emisiones se están volviendo competitivas en todos los sectores económicos y ya representan el 25 % de las emisiones.
“Esta tendencia es más notoria en los sectores de la energía y el transporte, y ha creado muchas nuevas oportunidades de negocio para los que se adelantan. Para 2030, las soluciones de cero emisiones de carbono podrían ser competitivas en sectores que representan más del 70 % de las emisiones mundiales”; afirmó el organismo.
