En 2002, nace el Premio Hombres y Mujeres de la Casa.
Ese año, el Palacio de Bellas Artes fue la sede para galardonar a Luis de Pablo y José Manuel Agudo.
La elección del recinto no fue casualidad, señaló Sara Topelson, directora de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes, y miembro del Consejo Editorial de Centro Urbano, tuvo como razón, dijo, el destacar los valores estéticos, sociales y urbanos de la casa.
“Hacer vivienda es hacer ciudad, y las ciudades, además de una serie de importantes valores deben además ser bellas”.
Por su parte Pedro Ramírez Vázquez se refirió a la escultura que diseño para materializar el Premio, dijo como, al igual que en una casa, en el cristal tallado de su obra se reflejaban juegos de luces hacia el interior y hacia el exterior. El cristal es un material muy generoso que en realidad se compone de la luz que se trasparenta, se detiene y se refleja, dijo, “Con cristal se hacen volúmenes jugando con la luz”.
Miguel Gómez Mont, presidente de la Cámara Nacional de Desarrolladores de Vivienda, y Rubén Aguilar, exdirector de Banamex, fueron los encargados de presentar y entregar los reconocimientos a Luis de Pablo y José Manuel Agudo, respectivamente.
Al hacerlo, Gómez Mont, destacó la calidad de De Pablo como servidor público en tanto que Aguilar se refirió a los años en que Agudo empezó a trabajar en el sector hipotecario.
Por su parte, Agudo aprovecho la oportunidad para reconocer y asumir retos, pero también para señalar el papel y las tareas pendientes del Estado.
De Pablo, desde una posición ya externa al sector, habló de lo que significa la casa como semilla de riqueza social y económica, y ratificó el compromiso con el desarrollo urbano que asumió al dirigir los organismos de vivienda más importantes del país.